domingo, 3 de agosto de 2025

🐉 La Mirada del Dragón: Ver Sin Ver

 


En el libro del Apocalipsis, el enemigo de nuestras almas recibe un nombre inquietante y lleno de significado:

“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás…”
(Apocalipsis 12:9)

Llamarlo dragón no es una metáfora decorativa. El Espíritu Santo eligió esa figura para mostrar la naturaleza sigilosa, destructiva y astuta del enemigo. En el griego original, la palabra drákōn viene del verbo derkesthai, que significa “mirar fijamente”. El diablo no solo destruye: observa, analiza, espera, seduce… y ataca cuando nadie lo espera.

No es casualidad que el dragón sea también llamado "la serpiente antigua". Desde el Edén, ha perfeccionado su forma de atacar. Pero para entender mejor su táctica, basta con mirar la naturaleza que Dios creó. En ella, muchas veces, se revelan patrones espirituales que pueden abrir nuestros ojos.



👁️ La pupila vertical: una mirada de cazador

Hay algo en común entre muchas fieras letales: la pupila vertical. Gatos, serpientes, cocodrilos…
Animales que no solo cazan, sino que lo hacen con estrategia.

La pupila vertical les permite:

  • Ver con claridad incluso con poca luz,

  • Calcular la distancia con precisión milimétrica,

  • Y, sobre todo, fijar su mirada en la presa sin pestañear.

Esta mirada tiene un efecto hipnótico. Es como si la víctima viera sin ver, como si su instinto no la alertara, aunque el cazador esté justo frente a ella.


🐈 El gato: el depredador silencioso

Entre todos los animales, el gato es uno de los más impresionantes en su forma de cazar. Su método es digno de un enemigo espiritual:

  1. Fija la mirada en la presa y no la pierde jamás.
    Si la presa lo mira, el gato se congela, se vuelve una estatua sin amenaza aparente. Pero no es que no haya avanzado… solo espera el próximo momento de distracción.

  2. Solo avanza cuando la presa se distrae.
    Si mira hacia otro lado, si se enfoca en la comida, si se confía… el gato da otro paso. Y así, poco a poco, se acerca hasta que ya es demasiado tarde para escapar.

  3. Se acerca con una lentitud tan calculada que parece no moverse.
    Esta ilusión es fatal. La presa cree que el gato no ha avanzado. Pero cuando vuelve a mirar… ya está demasiado cerca.

  4. Hipnotiza con el movimiento.
    Cuando va a atacar a otra fiera (como otro gato), mueve su cola de un lado al otro. No por nervios, sino para distraer la mirada del oponente, para que mire la cola… y no los ojos. En ese momento, ataca con velocidad explosiva.

  5. Su velocidad de reacción es la más alta del reino animal.
    Más que una serpiente, más que un halcón, el gato reacciona en milisegundos. Eso lo convierte en uno de los depredadores más letales que existen.


🎯 Lecciones espirituales: el enemigo opera igual

El diablo no siempre viene como león rugiente. A veces se presenta como mirada hipnotizante, como figura inofensiva, como algo que no parece moverse. Pero mientras vos te distraés, él se acerca. Y cuando dejás de velar, él ataca.

  • Su mirada no parpadea.

  • Su enfoque es total.

  • No tiene prisa.

  • Usa distracciones, luces, movimientos, emociones…

  • Y cuando uno cree que está bien, ya está encima.

Jesús dijo:

"Velad y orad, para que no entréis en tentación..."
(Mateo 26:41)

Y Pedro lo advirtió:

"Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar."
(1 Pedro 5:8)


🪞 Ver sin ver: la gran tragedia espiritual

El dragón te mira. Te observa. Pero muchos lo tienen enfrente y no lo ven.
Están "viendo sin ver", como las presas del gato. Por eso el apóstol Pablo dijo:

"En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos..."
(2 Corintios 4:4)

Ese es el mayor peligro: estar cerca del destructor y creer que todo está bien.


🔥 Reflexión final: ¿Quién puede enfrentar a un enemigo así?

¿Quién puede vencer a un depredador que:

  • No se apura,

  • No parpadea,

  • No se cansa,

  • Y cuya velocidad sobrepasa nuestra reacción humana?

La respuesta es simple: Nadie puede... sin Dios.

Solo en Cristo estamos seguros.
Solo con el Espíritu Santo velando junto a nosotros podemos discernir cuando el enemigo está cerca.
Solo la luz del Evangelio rompe el hipnotismo.
Y solo la armadura de Dios nos permite resistir cuando llegue el momento del ataque.

"Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo..."
Efesios 6:10–11


🙏 Que el Espíritu Santo despierte tu discernimiento.

Que tus ojos no se cierren ante la mirada del dragón.
Y que, cuando llegue el momento de parpadear, sea porque estás en paz… bajo la mirada del que nunca duerme: Dios.

"He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel."
Salmo 121:4

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