Toma una hoja de papel. Escribí todas las cosas malas que te enojaron, una por una. Después, escribí las cosas buenas que extrañarías de esa persona si ya no estuviera en este mundo. También enuméralas. Haz esto y descubre que las cosas buenas son más que las malas.
Y así, sin darte cuenta, terminarás amando a pesar del enojo. Porque cuando uno se detiene a mirar con el corazón en vez de con el dolor, las cosas buenas suelen ser más. Lo que pasa es que el enojo grita tan fuerte, que a veces no deja escuchar la apacible voz del amor.
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